sábado, 2 de agosto de 2014

La intrahistoria



     No hay nada más difícil de frenar que la intrahistoria. Y cada vez menos, pero no porque el momento sea decisivo, ni porque vayan a cambiar muchas cosas en poco tiempo. Ahora es más difícil porque ya no está reservado su relato a los observadores; ahora son los mismos protagonistas quienes informan al resto de la humanidad de lo que está ocurriendo. La intrahistoria corre como la pólvora de un sitio a otro, sin océanos, sin fronteras, sin barreras… Los observadores se pondrán sus gafas ideológicas y filtrarán la intrahistoria para contarla como más les interese. Lo que ha cambiado es que su versión ya no tendrá que esperar a que, pasados los años, se debata en algún foro de expertos o aficionados sobre “la verdad” de lo ocurrido y que, a su vez, aplican su propio filtro y lo analizan a través de su propia experiencia, alejada de los que aquél suceso, cualquier suceso, vivieron. Ahora, esas versiones de los observadores son revisadas al momento, apoyadas o rebatidas en tiempo real, sustentando los argumentos en la propia experiencia que se está viviendo. Así, en gerundio. Bailan las cifras que las imágenes desmienten, bailan los datos que la realidad niega, y tiembla el observador al comprender que está en juego su relevante papel de antes.


     Pero, ¿qué está pasando en la intrahistoria? Se mueven como hormigas pequeñas legiones de ciudadanos socorriendo a ciudadanos abandonados; legiones de ciudadanos defendiendo derechos que les están siendo usurpados; legiones de ciudadanos plantando cara a las decisiones que les acorralan. Y más legiones, como hormigas laboriosas, construyendo los cimientos de lo que aún no es visible.


domingo, 30 de diciembre de 2012

Si me hieres...




Gritar
desgañitándose frente a la nada.

Ver entumecerse el aire enredado en las palabras...,
y gritar, entregado al agitar 
de una bandera tricolor.
Con los huesos desfilando
y las arterias sujetando la emoción.

Verlo todo sin mirar.

Sentir el pulso en el aliento
de la boca que escapa al cielo
y saber que no hay perdón.

...no hay perdón.